La última morada de los Incas (II)
Macchu Picchu visto por Pau Klein.
A HORCAJADAS y oscilando entre dos escarpados picos de los Andes peruanos, si bien protegida por los farallones que la rodean, duerme una singular ciudadela desierta. Desde hace cincuenta años, los sabios y los turistas del mundo entero que acuden allí se quedan atónitos ante uno de los enigmas arqueológicos más deconcertantes del hemisferio occidental, mientras contemplan un paisaje de impresionante grandeza.
Nadie sabe el verdadero nombre de la ciudad: quédó sepultado con los huesos de los antiguos moradores. Pero la llaman Machu Picchu o Picacho Grande, en honor de una de las dos montañas en las que se asienta. Siglos antes de su descubrimiento en el año 1911 por Hiram Bingham – a la sazón un jóven profesor de Historia Contemporanea en la Universidad de Yale (EE.UU)- la maleza, los bejucos y los escombros fueron recubriendo sus maravillosos templos de granito, cegando sus acueductos y fuentes, borrando sus tumbas y ocultando sus terrazas y sus empinadas e interminables escalinatas.
¿Quién la construyó? ¿En qué época y con qué objeto? Algunos arqueólogos creen que fue edificada cien años antes de la conquista, aunque Bingham opina que su fundación se efectuó muchos siglos atrás e incluso que fue la primera ciudad de los Incas. El esplendor de sus edificios parece indicar que la habitaban personajes de sangre real. Por otra parte, en las cuevas que servían de cementerio se hizo un descubrimiento muy curioso. Es probable que en sus últimos años Machu Picchu fuera una ciudad habitada casi exclusivamente por mujeres: de los ciento setenta y tres esqueletos que se desenterraron, ciento cincuenta eran femeninos. Esto ha hecho suponer que algunas mujeres fugitivas del destrozado imperio incaico, las llamadas “mujeres escogidas”, se escondieron en este inaccesible reducto para escapar de los españoles, viviendo allí con gran fausto, ignoradas del resto del mundo, hasta que la muerte, el tiempo y la selva pusieron un triple sello sobre el secreto de su existencia. Este perduró, con el de Machu Picchu, por otra razón: los incas carecían de escritura. Gran parte de nuestros conocimientos sobre su civilización proviene de las crónicas españolas de la conquista del Perú.
(Continuará).
Fotografía: Pau Klein, pasaporteblog.com
Texto: Gran Libro de Viajes, Selecciones Reader´s Digest, 1968.
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Hola, hemos visto que habéis seleccionado una foto de Machu Picchu nuestra pero atribuís la autoría a otra web que a su vez la cogió de nuestro blog de viajes.
No tenemos ningún inconveniente en que la utilicéis pero si que os rogamos que nos citéis como fuente, pues esta foto la realicé personalmente en el año 2004.
http://www.pasaporteblog.com/machu-picchu/
Muchas gracias, Pau
Hecho; gracias por avisarnos; hemos incluido un link a la foto y tu nombre en el pie de la misma.
Rafael.
Rafael, muchas gracias
😉